En Formentera, en las Islas Baleares, el proyecto LIFE Reusing Posidonia, tenía como objetivo reducir significativamente la huella ecológica de un edificio de viviendas sociales utilizando recursos locales y técnicas artesanales, a la vez que demostraba la viabilidad de tales soluciones. El objetivo era reducir en un 50 % tanto las emisiones de CO2 vinculadas a la construcción, como su producción de residuos, manteniendo un coste adicional inferior al 5 %. Este proyecto de adaptación al cambio climático, acabado en 2018, consiste en la creación y monitorización de 14 viviendas de protección oficial pública. Dentro del programa europeo LIFE (LIFE12/ENV/ES/000079, categoria de Política y Gobernanza Medioambiental, LIFE+ 2012), esta liderado por una entidad pública cuyo objetivo es la promoción de vivienda protegida, el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI), en colaboración con la Dirección General de Energía y Cambió Climático de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Para lograr sus objetivos, los arquitectos del IBAVI se inspiraron en la arquitectura tradicional, utilizando principalmente recursos locales. Entre ellos, la posidonia, una hierba marina cuyas hojas muertas llegan a las playas y se utilizan como aislamiento, ¡y también como material reutilizado!
Más allá de los beneficios medioambientales, la dimensión económica y social también es importante para los responsables del proyecto, que declaran: “En lugar de invertir en una industria química situada a 1500 km, dedicaremos el mismo presupuesto en una mano de obra local poco cualificada”. Además de promover la vivienda social, se trata también de apoyar una industria artesanal local y ecológica. Una arquitectura de baja tecnología, combinando recursos disponibles en la isla (arenisca, arcilla, cerámica, cal aérea), materiales importados pero con certificación ambiental (madera, cal hidráulica) y materiales reutilizados, parece ser la combinación que permite alcanzar estos objetivos. Sin embargo, esta elección requiere tener en cuenta, desde la fase de diseño, los sistemas constructivos que integran estos materiales específicos. Asimismo se hizo hincapié en la eficiencia energética del edificio, de clase A, en particular mediante el uso de hormigón celular. Y la influencia de la arquitectura tradicional se refleja también en el diseño bioclimático de las viviendas. Las pérgolas, las persianas o los porches no son sólo decorativos, y lo mismo ocurre con los cables en la fachada, que facilitan el desarrollo de las plantas trepadoras.
Uno de los elementos clave del proyecto es la posidonia, protegida e indispensable para la conservación de las playas, y cuyo uso requiere una autorización. Sin embargo, la gran cantidad de posidonia que llega a las playas permite, de forma supervisada, extraer la capa superior. Estos volúmenes excesivos, podrían incluso servir como aislamiento para todas las nuevas construcciones de la isla. Por otra parte, varias pruebas han demostrado que una vez seca, no requiere tratamiento adicional, ya que la sal marina actúa como conservante y biocida.
Además del aprovechamiento de la posidonia, la reutilización también juega un papel importante en el proyecto. Así, las carpinterías interiores se componen de puertas y ventanas reutilizadas, y las puertas exteriores de la planta baja están realizadas con listones de madera de pino provenientes de antiguos somieres. Estos elementos reutilizados fueron suministrados por la Fundació Deixalles de Mallorca (fundación de economía solidaria trabajando en los ámbitos del medio ambiente y del tratamiento de residuos). Hechas de madera vieja, las puertas y ventanas han tenido en muchas ocasiones modificaciones en sus dimensiones y se utilizan como paneles correderos, lo que simplifica su integración en el proyecto. ¡En total, se reutilizaron más de cien elementos! Además de la reutilización de tierra excavada o de escombros de hormigón celular, está la reutilización de muchos palets, demasiado caros para ser enviados de vuelta al continente, y utilizados en la cubierta como estructura secundaria que soporta a los paneles OSB, una vez repartida la posidonia.
Finalmente, se lograron e incluso superaron los objetivos iniciales de reducción de residuos y emisiones de CO2, ya que la reducción de CO2 se evaluó en más del 63%. La lógica que recorre todo el proyecto, desde su diseño bioclimático, el uso de técnicas artesanales y materiales locales o reutilizados, hasta su finalidad social, ilustra la importancia de considerar la reutilización como componente, junto con otros principios, de un nuevo enfoque de la arquitectura y la construcción. Nuevas formas de hacer donde los materiales reutilizables disponibles son diferentes cada vez, al igual que los recursos naturales. En las Islas Baleares, se trataba de carpinterías y de posidonia. ¿Cuáles usaremos en otros lugares?
Todo el contenido de la pagina web del proyecto LIFE Reusinf Posidonia, así como el que reproducimos en este artículo, esta disponible bajo licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual (CC BY-NC-SA) 4.0. También contiene una publicación que detalla el proyecto, y que se puede descargar aquí. Además, una exposición itinerante dedicada al proyecto ha pasado por Sevilla, Madrid o Barcelona.
La filosofía de este proyecto inspiró a otros, incluido uno finalizado en 2021 en Palma de Mallorca, también de vivienda social y liderado por arquitectos del IBAVI. El uso de la piedra arenisca local y de la posidonia va acompañado esta vez de la reutilización para la cubierta de paneles de encofrado. En la página web de la revista Arquitectura Viva hay un artículo sobre este tema y otro sobre el proyecto de Formentera.