Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular

Si analizamos la ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, ¿qué descubrimos sobre la reutilización? Algunas cosas que ya conocemos y otras más novedosas, aunque no estén todavía acompañadas del arsenal de medidas prácticas para poder desarrollarlas al completo.

Primero, recordemos que la ley (artículo 2) marca una diferencia clara entre preparación para la reutilización y reutilización, tratándose en un caso de una operación de valorización de desechos y en el otro no, como lo esclarecen las siguientes definiciones (algunas de las cuáles ya os hemos presentado, aquí o aquí):

«Preparación para la reutilización»: la operación de valorización consistente en la comprobación, limpieza o reparación, mediante la cual productos o componentes de productos que se hayan convertido en residuos se preparan para que puedan reutilizarse sin ninguna otra transformación previa y dejen de ser considerados residuos si cumplen las normas de producto aplicables de tipo técnico y de consumo.

artículo 2 – y)

«Reutilización»: cualquier operación mediante la cual productos o componentes de productos que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos.

artículo 2 – aw)

Esta diferencia entre desechos y recursos sigue siendo primordial y recalca la importancia de las estrategias de prevención que incluyen la reutilización. La prevención, de hecho, se define de la siguiente manera:

«Prevención»: conjunto de medidas adoptadas en la fase de concepción y diseño, de producción, de distribución y de consumo de una sustancia, material o producto, para reducir:

1.º La cantidad de residuo, incluso mediante la reutilización de los productos o el alargamiento de la vida útil de los productos.

artículo 2 – z)

A recalcar, que la prevención se concibe tanto en la fase de concepción (recordemos la idea del DfD) como durante la vida útil. De todos modos, la reutilización, concebida como una de las medidas preventivas, es parte del peldaño más alto de la jerarquía de tratamiento de residuos, definida más adelante en el artículo 8, del que ya os hemos hablado y que recordamos aquí:

a) Prevención, b) preparación para la reutilización, c) reciclado, d) otro tipo de valorización, incluida la valorización energética y e) eliminación.

artículo 8 – 1.

En el artículo 18, se detallan aquellas medidas de prevención. Una vez más resalta la importancia de trabajar en la fase de concepción tanto como durante y al final de la vida útil:

Fomentar el diseño, la fabricación y el uso de productos que sean eficientes en el uso de recursos, duraderos y fiables (también en términos de vida útil y ausencia de obsolescencia prematura), reparables, reutilizables y actualizables.

artículo 18 – 1. b)

Fomentar la reutilización de los productos y componentes de productos, entre otros, mediante donación, y la implantación de sistemas que promuevan actividades de reparación, reutilización y actualización, en particular para los aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, textiles y muebles, envases y materiales y productos de construcción.

artículo 18 – 1. d)

Reducir la generación de residuos en la producción industrial, en la fabricación, en la extracción de minerales y en la construcción y demolición, tomando en consideración las mejores técnicas disponibles y las buenas prácticas ambientales.

artículo 18 – 1. f)

Aunque la ley marca unos objetivos generales de reducción de desechos – en 2025, un 13 % respecto a los generados en 2010, y en 2030, un 15 % respecto a los generados en 2010 (artículo 17) – es más específica tratándose del sector de la construcción (artículo 26):

La cantidad de residuos no peligrosos de construcción y demolición destinados a la preparación para la reutilización, el reciclado y otra valorización de materiales, incluidas las operaciones de relleno, con exclusión de los materiales en estado natural definidos en la categoría 17 05 04 de la lista de residuos, deberá alcanzar como mínimo el 70% en peso de los producidos.

artículo 26 – 1. b)

Sin embargo, estos objetivos no abarcan las medidas de prevención y los residuos tratados lo son a menudo en operaciones de relleno que implican una pérdida importante de valor. El artículo 30, en cambio, sobre residuos de construcción y demolición, nos parece especialmente interesante. Además de la clasificación por fracciones destinadas al reciclaje, subraya en el punto 2 la necesidad de clasificar los elementos susceptibles de ser reutilizados:

A partir del 1 de julio de 2022, los residuos de la construcción y demolición no peligrosos deberán ser clasificados en, al menos, las siguientes fracciones: madera, fracciones de minerales (hormigón, ladrillos, azulejos, cerámica y piedra), metales, vidrio, plástico y yeso. Asimismo, se clasificarán aquellos elementos susceptibles de ser reutilizados tales como tejas, sanitarios o elementos estructurales. Esta clasificación se realizará de forma preferente en el lugar de generación de los residuos y sin perjuicio del resto de residuos que ya tienen establecida una recogida separada obligatoria.

artículo 30 – 2.

En el siguiente punto, se añade:

La demolición se llevará a cabo preferiblemente de forma selectiva, y con carácter obligatorio a partir del 1 de enero de 2024, garantizando la retirada de, al menos, las fracciones de materiales indicadas en el apartado anterior, previo estudio que identifique las cantidades que se prevé generar de cada fracción, cuando no exista obligación de disponer de un estudio de gestión de residuos y prevea el tratamiento de estos según la jerarquía establecida en el artículo 8.

artículo 30 – 3.

No se especifican, sin embargo, las condiciones prácticas de aquella clasificación de los elementos susceptibles de ser reutilizados ni se fijan objetivos claros. Sin ello, es probable que se privilegié la solución del reciclaje cuyo sector es más estructurado, aunque sea inferior en la jerarquía establecida.

Acabamos con unas medidas interesantes, la de requisitos de ecodiseño y de libros digitales de materiales empleados en las nuevas obras de construcción:

Para facilitar lo anterior, se establecerá reglamentariamente la obligación de disponer de libros digitales de materiales empleados en las nuevas obras de construcción, de conformidad con lo que se establezca a nivel de la Unión Europea en el ámbito de la economía circular. Asimismo, se establecerán requisitos de ecodiseño para los proyectos de construcción y edificación.

artículo 30 – 3.

“Building Materials and the Climate”

El informe “Building Materials and the Climate: Constructing a New Future”, elaborado en 2023 por el United Nations Environment Programme y el Yale Center for Ecosystems + Architecture, en el marco de la Alianza Global para la Edificación y la Construcción (GlobalABC), nos recuerda, una vez más, que el sector de la construcción es el responsable del 37% de las emisiones de gas de efecto invernadero y que urge acelerar su descarbonización (como ya lo comentámos aquí y aquí). Esto implica, no sólo una reducción de la energía y del carbono operativo, sino también una reducción de la energía y del carbono gris. Tener un enfoque que abarque el ciclo de vida completo del edificio, en particular a través de herramientas de ACV, parece la única manera para una descarbonización real del sector. Se trata también de evitar la extracción de nuevas materias primas y de reducir la producción de desechos, haciendo con menos dentro de la lógica de la economía circular.

El objetivo principal sigue siendo ampliar la vida útil de los edificios y de sus componentes, dando prioridad a la renovación (reducción de las emisiones de GEI de entre 50% y 75%) y a estrategias de “design for disassembly” para las construcciones nuevas (reducción de las emisiones de GEI de entre 10% y 50%). Además, hace especial hincapié en la deconstrucción selectiva y la reutilización de los materiales. Sobre este tema, el informe insiste en la necesaria estructuración de un sector especializado potencialmente creador de empleo. Por otro lado, reafirma la necesidad de un apoyo, tanto financiero como legislativo:

“A new supply-and-demand model is needed, with new enterprises that allow for the careful dismantling of buildings and for the storing, preparation and maintenance of second-cycle materials for resale that will enable circular economies while providing job opportunities.”

p. xi

“Efforts by individual stakeholders to improve decarbonisation outcomes will not succeed unless they are supported by policy and finance across the different phases of the building process.”

p. xi

Según el informe, reducir la extracción de nuevas materias primas, reutilizando materiales, tiene como otra ventaja la reducción de las enfermedades relacionadas con cierto tipo de trabajos:

“Reducing raw material extraction and harvesting through recycling and re-use may also mitigate social ills such as forced labour upstream in the supply chain.”

p. xiv

El informe cita varios estudios en los que una deconstrucción selectiva, combinada con la reutilización y el reciclaje, permitió una reducción de las emisiones de GEI de entre 59% y 70% (p.20). Sin embargo, el texto es a menudo ambiguo a la hora de diferenciar reutilización y reciclaje, presentando las dos operaciones como equivalentes o sin hacer una distinción clara entre ambos. Pero reconoce (tal y como os explicamos en un articulo anterior) que el reciclaje conduce con demasiada frecuencia a la creación de un producto de valor inferior:

“In a circular economy paradigm of “re-use, repair, recycle,” where waste is eliminated, the practice of recycling or downcycling becomes a last resort, as it typically results in a product of lesser value.”

p. 24

Además, el informe emite una serie de recomendaciones con el fin de adaptar normas y estándares, promoviendo la utilización del ACV desde la etapa del diseño, así como un enfoque circular, incluyendo la reutilización y la creación o estructuración de un sector especializado:

“Adopt renovation policies that encourage the diversion of end-of-life material for recovery and recycling, promote regulation and measuring of whole building life-cycle carbon emissions, incorporate design for disassembly, and provide quality long-lasting material assemblies in retrofit solutions.”

p. 83

“Incentivise a marketplace for material re-use and develop standards to ensure the quality and efficacy for their use, in order to provide assurance to actors in the building sector.”

p. 83

Si este informe nos trae al fin y al cabo pocas novedades, tiene la ventaja de difundir una vez más, y a gran escala, la idea de que el sector de la construcción necesita un cambio urgente. Y también nos recuerda que la reutilización de los materiales es una de las claves para lograrlo.


Los datos presentados en el artículo, así como las citas en inglés, provienen todos del informe – United Nations Environment Programme (2023). Building Materials and the Climate: Constructing a New Future. Nairobi.

#DEF – upcycling

Opuesto al término inglés downcycling, upcycling se suele traducir al español por suprarreciclaje (o supraciclaje, superciclaje, sobrecilaje y también reutilización creativa). El término se refiere a la fabricación, a partir de objetos o materiales recuperados, de productos de mayor calidad, valor o utilidad que los objetos o materiales de origen. Si bien la calidad, el valor o la utilidad son a veces nociones subjetivas, la naturaleza de los objetos o materiales suprarreciclados puede también generar dudas. Tanto en español como en inglés, el término utilizado así como su definición, parecen acercar la práctica a una forma de reciclaje. Sin embargo, es frecuente su uso en el campo de la reutilización, cuando se desvía el uso o la función de un elemento (una puerta convirtiéndose en mesa, por ejemplo). Esta utilización a veces imprecisa, refuerza por lo tanto la confusión que puede haber entre reciclar y reutilizar (y que ya hemos distinguido aquí). En el caso de la reutilización, preferiremos por lo tanto, hablar de desvío de uso o de función, reservando el término suprarreciclaje al ámbito exclusivo del reciclaje.


Sobre los términos downcycling y upcycling, ver este artículo de Residuos Profesional.

#DEF – downcycling

El término inglés downcycling, se traduce al español por infrarreciclaje (o infraciclaje). Se refiere a una forma de reciclaje que conduce a la fabricación de productos de menor calidad, valor o utilidad que los objetos o materiales originales. El ejemplo de la recuperación del hormigón es especialmente llamativo en este sentido. De hecho, la mayor parte del hormigón resultante de la deconstrucción se tritura para ser utilizado como relleno en la construcción de carreteras (sobre este tema, ver un artículo de la Fundación Bellona, una ONG medioambiental internacional). En este caso, la pérdida de valor del material es evidente.

Como hemos visto, la elección del reciclaje frente a la reutilización suele ir acompañada de un aporte de materias primas así como de un gasto de energía más importante. Pero el infrarreciclaje, que en demasiadas ocasiones se esconde tras el término reciclaje, añade a todo esto la obtención de un producto inferior. ¡Un argumento más a favor de la reutilización! Sin embargo, existe lo contrario del infrarreciclaje. Se trata del suprarreciclaje o upcycling, que en muchas ocasiones, da un lugar privilegiado a la valorización de residuos. Sobre los términos downcycling y upcycling, ver este artículo de Residuos Profesional.

Mujeres invisibles

En las últimas décadas, el numero de alumnas en las escuelas de arquitectura del estado español se ha incrementado notablemente, pasando del 15% en la década de los ochenta a un porcentaje superior al 50% actualmente. Sin embargo, la mejora de la situación de las arquitectas en el ámbito profesional no es proporcional al incremento del número de alumnas. En el caso más concreto de Euskadi, es lo que pone en evidencia el estudio “Arquitectas (In)visibles en Euskadi” de 2020 realizado por la arquitecta Verónica Benedet, financiado por Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer) que demuestra que “las arquitectas en Euskadi sufren desigualdades de distintas magnitudes en casi todos los ámbitos de la arquitectura, tanto en los espacios de docencia e investigación, como en el libre ejercicio de la profesión, en los puestos de liderazgo y, fundamentalmente, en el reconocimiento social de sus aportaciones”. Reflejo de ello es el plan de estudios de las escuelas de arquitectura que sigue centrado en la idea del genio y autor individual, omitiendo la aportación y el legado de las arquitectas en la historia, dejando así sin referentes femeninos a las alumnas. Por otra parte, el plan de estudios sigue mostrando predilección por las asignaturas formales para la creación de obra nueva, frente a otras como la rehabilitación o la restauración, olvidando la dimensión social de la arquitectura.

Una vez fuera de las escuelas llega la necesidad para las mujeres de adaptarse y encajar en el mundo profesional masculinizado en el que los hombres inspiran, todavía a día de hoy, mayor seguridad y profesionalidad a ojos del cliente, que pone muchas veces en duda la autoridad de las arquitectas. Además de la discriminación y de la precariedad laboral sufrida por muchas mujeres, la dedicación exclusiva a la profesión, aprendida e interiorizada desde el primer año de la carrera universitaria, hace que la mayoría de las mujeres terminen por abandonar parcial o totalmente su carrera profesional incompatible con los cuidados que recaen todavía mayoritariamente en ellas (la mitad de las mujeres entrevistadas por el estudio todavía llevan solas la carga domestica). Las mujeres desaparecen así poco a poco de los espacios de la profesión. El porcentaje de mujeres en servicios de arquitectura e ingeniería en Euskadi tanto como el porcentaje de arquitectas colegiadas en el País Vasco se acercan al 30%. En la ETSA de San Sebastián por ejemplo, sólo el 24% del personal docente e investigación son mujeres. El porcentaje de mujeres premiadas o publicadas es aún menor. Aunque el estudio de Verónica Benedet se centra en Euskadi, esta situación se repite en otros entornos. Es muy evocadora la lucha de Denise Scott Brown para ser reconocida (ver el artículo publicado en El País), como también lo es la invisibilización de las mujeres de la Bauhaus o de las pioneras de la arquitectura en España (ver otros artículos publicados en El País aquí y aquí).

Esta situación lleva las mujeres a la necesidad de buscar alternativas profesionales relacionadas con la arquitectura y la construcción, pero en las que se tenga en cuenta la aportación de las arquitectas y la perspectiva de género. Prácticas profesionales con una dimensión ambiental, social y cultural, con tendencia al trabajo colectivo, como por ejemplo, el urbanismo inclusivo, la rehabilitación, la restauración o la reutilización que pueden ayudar a deconstruir los cánones androcentricos, dando lugar a otro tipo de arquitectura más inclusiva. ¡Ojalá el sector de la reutilización sea consciente de esa capacidad transformadora!


El estudio “Arquitectas (in)VISIBLES en Euskadi” realizado por Verónica Benedet, en el que se basa este artículo, está disponible en la página web de Emakunde. Recoge antecedentes de investigaciones similares en los que cabe destacar el estudio “Where Are the Women? Measuring Progress on Gender in Architecture” publicado por la Association of Collegiate Schools of Architecture, ACSA (Estados Unidos y Canadá), el estudio “Equity and Diversity in the Australian Architecture Profession: Women, Work and Leadership” publicado por Parlour (Australia), así como el proyecto europeo TRIGGER (Transforming Institutions by Gendering Contents and Gaining Equality in Research). Existe una Asociación de mujeres arquitectas de España, AMAE (ver aquí un articulo de Archdaily sobre la creación de la asociación), una Unión Internacional de Mujeres Arquitectas (UIFA) fundada en París, y otra europea, Yes We Plan!. Cabe destacar también la pagina web UN DIA | UNA ARQUITECTA. Además, en 2022 se ha publicado el libro “Matilde Ucelay – La primera arquitecta española” de Inés Sánchez de Madariaga.

Carbon footprint

El cálculo de la huella de carbono busca medir el impacto de una actividad humana sobre el medio ambiente a través de los gases de efecto invernadero (GEI) directos o indirectos que esta genera, siguiendo un enfoque similar al de un análisis de ciclo de vida (ACV). Estas emisiones, responsables del desajuste climático, se expresan en equivalentes CO2 (CO2-eq). Este cálculo permite sacar a la luz algunas situaciones problemáticas y encarar posibles ahorros.

Aunque no es siempre fácil de entender las cifras sobre la huella de carbono de algunos materiales o proyectos y las posibles pistas de ahorro de GEI ligados a la reutilización, es aún más complicado comprender a qué corresponden esas cantidades. Si bien el ahorro de CO2 es en cualquier caso interesante, siempre que no implique una transferencia de impacto, ¿qué representa exactamente 0,5kg de CO2 por cada ladrillo reutilizado en el proyecto REBRICK? ¿Qué representan las 25t de CO2 economizadas en la Grande Halle de Colombelles o los 500t de CO2-eq del proyecto K 118? Sin llegar a cuestionar el método de cálculo para la obtención de estos valores, nos gustaría expresar estas cantidades en términos más concretos.

La herramienta de cálculo creada por la EPA (United States Environmental Protection Agency) nos enseña que 0,5kg de CO2 equivalen a aproximadamente 2km en coche o a 60 recargas de smartphone. Otra herramienta de cálculo desarrollada por la ADEME (Agence de la transition écologique) en Francia llamada monconvertisseurco2 nos muestra que 25t de CO2 representan 245 000km en avión por pasajero, es decir alrededor de 6 vueltas a la tierra, y que 500t de CO2-eq corresponden a un total de 70 años de calefacción de una vivienda media.

Quienes quieran evaluar su huella de carbono y plantearse posibles medidas de ahorro, pueden acceder aquí, o aquí. Eurostat señala que la huella de carbono anual por habitante europeo se eleva a 7t de CO2, en disminución respecto a los años precedentes!

#DEF – urban mining

El término urban mining se utiliza para designar el proceso de recuperación de materias primas provenientes de desechos. Principalmente se refiere a la extracción de metales presentes en los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pero puede ser utilizado en otros sectores, como es el caso del sector de la construcción. Aunque esté mayormente asociado al reciclaje, puede también aplicarse a la reutilización. En este caso, ya no sería una busqueda de la materia prima y el urban mining se convierte en un proceso de identificación y más tarde de recuperación de elementos a reutilizar, provenientes del espacio construido y principalmente de los edificios de nuestras ciudades. El concepto reagrupa las intervenciones de inventario, de deconstrucción o de almacenaje.

Siendo una noción importante dentro del concepto de la economía circular, el urban mining permite reducir el consumo de materias primas limitando las emisiones ligadas a su extracción, así como la cantidad de residuos que producimos. Asimismo, pone en evidencia el papel que juegan las ciudades como fuente de materiales de reutilización de proximidad (circuito corto).

En una lógica de analogía minera, se utiliza el término yacimiento para designar los elementos potencialmente reutilizables, identificados por ciertas características propias y reagrupadas en uno o varios lugares. Siguiendo una lógica ligeramente diferente, se habla también de un banco de materiales. En este caso, los materiales no son percibidos como elementos a recuperar y valorizar, sino como parte de un proceso de construcción que integra la reutilización, caracterizándolos e identificándolos claramente desde la concepción. Eso ocurre, por ejemplo, cuando el sistema constructivo de los edificios integra una futura deconstrucción.

Guerre aux démolisseurs

Interior view of the Saint-Landry church, demolished in 1829 – unknown author – Musée Carnavalet, Histoire de Paris (Public domain)

Al escritor francés Victor Hugo se le conoce también por ser uno de los grandes defensores del patrimonio y la arquitectura medieval en el siglo XIX. El ejemplo más conocido es el de la defensa de las catedrales góticas y la de Notre-Dame de Paris en particular. En su Note sur la destruction des monuments en France (1825) así como en Guerre aux démolisseurs (1832), el autor se revela contra los «innobles especuladores» responsables de estas destrucciones, bajo el pretexto de que la belleza de un edificio pertenece a todo el mundo, y reclama una ley que proteja el patrimonio.

En esos dos textos, además de presentar una importante lista de destrucciones, entre ellas la de la iglesia Saint Landry, se hace mención en numerosas ocasiones y de manera poco aduladora, de la venta y de la reutilización de materiales resultantes de estas demoliciones. Víctor Hugo constata que «es en estas magnificas ruinas donde el tallador de piedras elige los materiales», y se ofusca con el comportamiento del propietario «que solo ve una cantera de piedras y no un monumento» o con aquel «que vendería el Parthenon por el precio de la piedra». El albañil sale mejor parado, ya que, habiendo participado en la demolición parcial de una iglesia, reutiliza algunos elementos para poder construirse una admirable casita.

Aunque el contexto de la reutilización de materiales, en relación con la protección de los edificios históricos, es en este caso muy específico, pone en evidencia las dificultades y las contradicciones que son necesarias abordar. ¿Como fomentar la reutilización de una manera respetuosa, tanto de los elementos a reutilizar como los propios edificios? ¿Cómo evitar la especulación en la reutilización y prevenir que un edificio solo sea destruido para reutilizar determinados elementos? ¿Cómo evitar que la reutilización sea el pretexto o excusa para una demolición?

Una versión en francés de “Guerre aux démolisseurs” está disponible en la página wikisource.

Déconstruction d’une cheminée d’usine

Fábrica y su chimenea (imagen ilustrativa) – Aubervilliers hacia 1900, France (Public Domain)

El periódico semanal francés « La Nature », revista de las ciencias y de sus aplicaciones en las artes y la industria, publicaba en 1884 la crónica de la deconstrucción de una chimenea de fábrica con el fin de la reutilizar los materiales.

«demoler una chimenea de fabrica en tales condiciones, que los materiales provenientes puedan ser utilizados de nuevo y todo ello a pesar de la presencia de construcciones cercanas haciendo las inmediaciones inasequibles, así es el problema que resolvieron MM. R. M. y J. Bancroft (…) » (extracto de la revista traducido por Adokin)

La continuación de la crónica, disponible en francés en el Cnum, Conservatorio numérico de Artes y Oficios, p. 382, describe el procedimiento técnico puesto en marcha para poder bajar los ladrillos desde el interior de la chimenea, amortizando la caída mediante un doble sistema de corredor vertical, permitiendo una cierta compresión del aire, y de una caja con una puerta elástica. El desmantelamiento cuidadoso fue la clave para poder conservar los edificios adyacentes y recuperar los materiales de reutilización en buen estado.

Re-use until the 20th century

Palacio de la Industria (Main building, Barcelona Universal Exposition) – 1888 (unknown author) – public domain

Aunque hoy en día las prácticas de reutilización de materiales de construcción parecen algo marginales, eran habituales hace más de un siglo. En 1890, el « Diario de Cataluña » (extracto aquí abajo) escribía sobre una venta pública de materiales por lotes, procedentes de la deconstrucción parcial del Palacio de la Industria de Barcelona, y sobre proyectos de reutilización realizados con algunos de estos materiales.

Asimismo, el periódico belga «Le Soir » (extracto aquí abajo en francés) mencionó, en 1893, la venta pública de materiales (viguetas metálicas, puertas, marcos de ventana…) procedentes de la demolición del Castillo Real de Laeken en Bélgica. Aproximadamente en la misma época, otros periódicos mencionaban también tiendas y almacenes de materiales antiguos, la manera en la que los proyectos se financiaban vendiendo materiales de deconstrucción o la manera en la que una expropiación podía llevar a la venta de materiales.

Estas prácticas de reutilización se mantuvieron hasta el principio del siglo XX. En 1903, en Francia, el «Annuaire du Bâtiment des Travaux Publics et des Arts Industriels » (Anuario de la construcción, de las obras públicas y de las artes industriales, extracto aquí abajo en francés) proporcionó una serie de precios que se podían aplicar al desmontaje, la limpieza, el transporte y la colocación, in situ o no, de varios tipos de materiales (baldosas y azulejos, adoquines, piedras, tejas, marcos de ventana, vigas de madera…).


Extractos:

Diario de Cataluña (16-01-1890), p. 2 : « En uno de los días de la semana próxima, se verificará una subasta pública para la adjudicación de los materiales procedentes del derribo de las naves laterales del Palacio de la Industria. Se han formado lotes de diversas clases, entre ellos de tejas, maderas y hierro. Parte de dichos materiales se aprovecharán para la verja y galerías del nuevo Palacio Real que se está construyendo en la Ciudadela. También se destinará otra parte a las puertas, cerca y otras dependencias del nuevo Matadero. »

Le Soir (10-12-1893), p. 3 : « Le receveur des domaines de Bruxelles-banlieue […] procédera […] au jardin du Château royal de Laeken, à la vente publique de vieux matériaux et objets provenant de la démolition du Château royal de Laeken, consistant en poutrelles de fer (11,280 kilos), vieux plomb (450 kilos), vinc [sic] zinc (400 kilos), 425 châssis, portes, un dynamo en bon état avec accessoires, etc., etc. »

Annuaire du Bâtiment des Travaux Publics et des Arts Industriels (1903), p. 2312 y siguientes, y principalmente p. 2322 et 2323 (los precios se indican en francos y céntimos): « Prix et renseignements pouvant être appliqués aux appareils, articles, matériaux & produits ordinairement employés […] / Décarrelage de carreaux petits et grands avec son réemploi sur place (le mètre superficiel) 0 09 […] / Découverture (au mètre superficiel) : – en ardoise 0 24 – en zinc pour réemploi 0 27 – en tuiles plates 0 20 – en tuiles à emboîtement 0 10 […] / Dépavage de pavés posés sur mortier de chaux sans transport, mais avec rangement et décrottage, le mèt. Sup. 0 25 […] / Dépose de pierres avec soin pour être conservée [sic] […], le mètre cube 7 00 […] – en démolition 3 70 […] / Dépose et repose de persiennes […] / Dépose de verres, compris démasticage, (prix moyen) le mètre superficiel 1 05 / Dépose et repose de vasistas, la pièce 0 60 / Dépose et repose de châssis de toit […] / Dévoligeage (au mètre superficiel) – pour réemploi 0 30 – pour démolition 0 10 […] »