Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular

Si analizamos la ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, ¿qué descubrimos sobre la reutilización? Algunas cosas que ya conocemos y otras más novedosas, aunque no estén todavía acompañadas del arsenal de medidas prácticas para poder desarrollarlas al completo.

Primero, recordemos que la ley (artículo 2) marca una diferencia clara entre preparación para la reutilización y reutilización, tratándose en un caso de una operación de valorización de desechos y en el otro no, como lo esclarecen las siguientes definiciones (algunas de las cuáles ya os hemos presentado, aquí o aquí):

«Preparación para la reutilización»: la operación de valorización consistente en la comprobación, limpieza o reparación, mediante la cual productos o componentes de productos que se hayan convertido en residuos se preparan para que puedan reutilizarse sin ninguna otra transformación previa y dejen de ser considerados residuos si cumplen las normas de producto aplicables de tipo técnico y de consumo.

artículo 2 – y)

«Reutilización»: cualquier operación mediante la cual productos o componentes de productos que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos.

artículo 2 – aw)

Esta diferencia entre desechos y recursos sigue siendo primordial y recalca la importancia de las estrategias de prevención que incluyen la reutilización. La prevención, de hecho, se define de la siguiente manera:

«Prevención»: conjunto de medidas adoptadas en la fase de concepción y diseño, de producción, de distribución y de consumo de una sustancia, material o producto, para reducir:

1.º La cantidad de residuo, incluso mediante la reutilización de los productos o el alargamiento de la vida útil de los productos.

artículo 2 – z)

A recalcar, que la prevención se concibe tanto en la fase de concepción (recordemos la idea del DfD) como durante la vida útil. De todos modos, la reutilización, concebida como una de las medidas preventivas, es parte del peldaño más alto de la jerarquía de tratamiento de residuos, definida más adelante en el artículo 8, del que ya os hemos hablado y que recordamos aquí:

a) Prevención, b) preparación para la reutilización, c) reciclado, d) otro tipo de valorización, incluida la valorización energética y e) eliminación.

artículo 8 – 1.

En el artículo 18, se detallan aquellas medidas de prevención. Una vez más resalta la importancia de trabajar en la fase de concepción tanto como durante y al final de la vida útil:

Fomentar el diseño, la fabricación y el uso de productos que sean eficientes en el uso de recursos, duraderos y fiables (también en términos de vida útil y ausencia de obsolescencia prematura), reparables, reutilizables y actualizables.

artículo 18 – 1. b)

Fomentar la reutilización de los productos y componentes de productos, entre otros, mediante donación, y la implantación de sistemas que promuevan actividades de reparación, reutilización y actualización, en particular para los aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, textiles y muebles, envases y materiales y productos de construcción.

artículo 18 – 1. d)

Reducir la generación de residuos en la producción industrial, en la fabricación, en la extracción de minerales y en la construcción y demolición, tomando en consideración las mejores técnicas disponibles y las buenas prácticas ambientales.

artículo 18 – 1. f)

Aunque la ley marca unos objetivos generales de reducción de desechos – en 2025, un 13 % respecto a los generados en 2010, y en 2030, un 15 % respecto a los generados en 2010 (artículo 17) – es más específica tratándose del sector de la construcción (artículo 26):

La cantidad de residuos no peligrosos de construcción y demolición destinados a la preparación para la reutilización, el reciclado y otra valorización de materiales, incluidas las operaciones de relleno, con exclusión de los materiales en estado natural definidos en la categoría 17 05 04 de la lista de residuos, deberá alcanzar como mínimo el 70% en peso de los producidos.

artículo 26 – 1. b)

Sin embargo, estos objetivos no abarcan las medidas de prevención y los residuos tratados lo son a menudo en operaciones de relleno que implican una pérdida importante de valor. El artículo 30, en cambio, sobre residuos de construcción y demolición, nos parece especialmente interesante. Además de la clasificación por fracciones destinadas al reciclaje, subraya en el punto 2 la necesidad de clasificar los elementos susceptibles de ser reutilizados:

A partir del 1 de julio de 2022, los residuos de la construcción y demolición no peligrosos deberán ser clasificados en, al menos, las siguientes fracciones: madera, fracciones de minerales (hormigón, ladrillos, azulejos, cerámica y piedra), metales, vidrio, plástico y yeso. Asimismo, se clasificarán aquellos elementos susceptibles de ser reutilizados tales como tejas, sanitarios o elementos estructurales. Esta clasificación se realizará de forma preferente en el lugar de generación de los residuos y sin perjuicio del resto de residuos que ya tienen establecida una recogida separada obligatoria.

artículo 30 – 2.

En el siguiente punto, se añade:

La demolición se llevará a cabo preferiblemente de forma selectiva, y con carácter obligatorio a partir del 1 de enero de 2024, garantizando la retirada de, al menos, las fracciones de materiales indicadas en el apartado anterior, previo estudio que identifique las cantidades que se prevé generar de cada fracción, cuando no exista obligación de disponer de un estudio de gestión de residuos y prevea el tratamiento de estos según la jerarquía establecida en el artículo 8.

artículo 30 – 3.

No se especifican, sin embargo, las condiciones prácticas de aquella clasificación de los elementos susceptibles de ser reutilizados ni se fijan objetivos claros. Sin ello, es probable que se privilegié la solución del reciclaje cuyo sector es más estructurado, aunque sea inferior en la jerarquía establecida.

Acabamos con unas medidas interesantes, la de requisitos de ecodiseño y de libros digitales de materiales empleados en las nuevas obras de construcción:

Para facilitar lo anterior, se establecerá reglamentariamente la obligación de disponer de libros digitales de materiales empleados en las nuevas obras de construcción, de conformidad con lo que se establezca a nivel de la Unión Europea en el ámbito de la economía circular. Asimismo, se establecerán requisitos de ecodiseño para los proyectos de construcción y edificación.

artículo 30 – 3.

“Building Materials and the Climate”

El informe “Building Materials and the Climate: Constructing a New Future”, elaborado en 2023 por el United Nations Environment Programme y el Yale Center for Ecosystems + Architecture, en el marco de la Alianza Global para la Edificación y la Construcción (GlobalABC), nos recuerda, una vez más, que el sector de la construcción es el responsable del 37% de las emisiones de gas de efecto invernadero y que urge acelerar su descarbonización (como ya lo comentámos aquí y aquí). Esto implica, no sólo una reducción de la energía y del carbono operativo, sino también una reducción de la energía y del carbono gris. Tener un enfoque que abarque el ciclo de vida completo del edificio, en particular a través de herramientas de ACV, parece la única manera para una descarbonización real del sector. Se trata también de evitar la extracción de nuevas materias primas y de reducir la producción de desechos, haciendo con menos dentro de la lógica de la economía circular.

El objetivo principal sigue siendo ampliar la vida útil de los edificios y de sus componentes, dando prioridad a la renovación (reducción de las emisiones de GEI de entre 50% y 75%) y a estrategias de “design for disassembly” para las construcciones nuevas (reducción de las emisiones de GEI de entre 10% y 50%). Además, hace especial hincapié en la deconstrucción selectiva y la reutilización de los materiales. Sobre este tema, el informe insiste en la necesaria estructuración de un sector especializado potencialmente creador de empleo. Por otro lado, reafirma la necesidad de un apoyo, tanto financiero como legislativo:

“A new supply-and-demand model is needed, with new enterprises that allow for the careful dismantling of buildings and for the storing, preparation and maintenance of second-cycle materials for resale that will enable circular economies while providing job opportunities.”

p. xi

“Efforts by individual stakeholders to improve decarbonisation outcomes will not succeed unless they are supported by policy and finance across the different phases of the building process.”

p. xi

Según el informe, reducir la extracción de nuevas materias primas, reutilizando materiales, tiene como otra ventaja la reducción de las enfermedades relacionadas con cierto tipo de trabajos:

“Reducing raw material extraction and harvesting through recycling and re-use may also mitigate social ills such as forced labour upstream in the supply chain.”

p. xiv

El informe cita varios estudios en los que una deconstrucción selectiva, combinada con la reutilización y el reciclaje, permitió una reducción de las emisiones de GEI de entre 59% y 70% (p.20). Sin embargo, el texto es a menudo ambiguo a la hora de diferenciar reutilización y reciclaje, presentando las dos operaciones como equivalentes o sin hacer una distinción clara entre ambos. Pero reconoce (tal y como os explicamos en un articulo anterior) que el reciclaje conduce con demasiada frecuencia a la creación de un producto de valor inferior:

“In a circular economy paradigm of “re-use, repair, recycle,” where waste is eliminated, the practice of recycling or downcycling becomes a last resort, as it typically results in a product of lesser value.”

p. 24

Además, el informe emite una serie de recomendaciones con el fin de adaptar normas y estándares, promoviendo la utilización del ACV desde la etapa del diseño, así como un enfoque circular, incluyendo la reutilización y la creación o estructuración de un sector especializado:

“Adopt renovation policies that encourage the diversion of end-of-life material for recovery and recycling, promote regulation and measuring of whole building life-cycle carbon emissions, incorporate design for disassembly, and provide quality long-lasting material assemblies in retrofit solutions.”

p. 83

“Incentivise a marketplace for material re-use and develop standards to ensure the quality and efficacy for their use, in order to provide assurance to actors in the building sector.”

p. 83

Si este informe nos trae al fin y al cabo pocas novedades, tiene la ventaja de difundir una vez más, y a gran escala, la idea de que el sector de la construcción necesita un cambio urgente. Y también nos recuerda que la reutilización de los materiales es una de las claves para lograrlo.


Los datos presentados en el artículo, así como las citas en inglés, provienen todos del informe – United Nations Environment Programme (2023). Building Materials and the Climate: Constructing a New Future. Nairobi.

#DEF – upcycling

Opuesto al término inglés downcycling, upcycling se suele traducir al español por suprarreciclaje (o supraciclaje, superciclaje, sobrecilaje y también reutilización creativa). El término se refiere a la fabricación, a partir de objetos o materiales recuperados, de productos de mayor calidad, valor o utilidad que los objetos o materiales de origen. Si bien la calidad, el valor o la utilidad son a veces nociones subjetivas, la naturaleza de los objetos o materiales suprarreciclados puede también generar dudas. Tanto en español como en inglés, el término utilizado así como su definición, parecen acercar la práctica a una forma de reciclaje. Sin embargo, es frecuente su uso en el campo de la reutilización, cuando se desvía el uso o la función de un elemento (una puerta convirtiéndose en mesa, por ejemplo). Esta utilización a veces imprecisa, refuerza por lo tanto la confusión que puede haber entre reciclar y reutilizar (y que ya hemos distinguido aquí). En el caso de la reutilización, preferiremos por lo tanto, hablar de desvío de uso o de función, reservando el término suprarreciclaje al ámbito exclusivo del reciclaje.


Sobre los términos downcycling y upcycling, ver este artículo de Residuos Profesional.

#DEF – downcycling

El término inglés downcycling, se traduce al español por infrarreciclaje (o infraciclaje). Se refiere a una forma de reciclaje que conduce a la fabricación de productos de menor calidad, valor o utilidad que los objetos o materiales originales. El ejemplo de la recuperación del hormigón es especialmente llamativo en este sentido. De hecho, la mayor parte del hormigón resultante de la deconstrucción se tritura para ser utilizado como relleno en la construcción de carreteras (sobre este tema, ver un artículo de la Fundación Bellona, una ONG medioambiental internacional). En este caso, la pérdida de valor del material es evidente.

Como hemos visto, la elección del reciclaje frente a la reutilización suele ir acompañada de un aporte de materias primas así como de un gasto de energía más importante. Pero el infrarreciclaje, que en demasiadas ocasiones se esconde tras el término reciclaje, añade a todo esto la obtención de un producto inferior. ¡Un argumento más a favor de la reutilización! Sin embargo, existe lo contrario del infrarreciclaje. Se trata del suprarreciclaje o upcycling, que en muchas ocasiones, da un lugar privilegiado a la valorización de residuos. Sobre los términos downcycling y upcycling, ver este artículo de Residuos Profesional.

Carbon footprint

El cálculo de la huella de carbono busca medir el impacto de una actividad humana sobre el medio ambiente a través de los gases de efecto invernadero (GEI) directos o indirectos que esta genera, siguiendo un enfoque similar al de un análisis de ciclo de vida (ACV). Estas emisiones, responsables del desajuste climático, se expresan en equivalentes CO2 (CO2-eq). Este cálculo permite sacar a la luz algunas situaciones problemáticas y encarar posibles ahorros.

Aunque no es siempre fácil de entender las cifras sobre la huella de carbono de algunos materiales o proyectos y las posibles pistas de ahorro de GEI ligados a la reutilización, es aún más complicado comprender a qué corresponden esas cantidades. Si bien el ahorro de CO2 es en cualquier caso interesante, siempre que no implique una transferencia de impacto, ¿qué representa exactamente 0,5kg de CO2 por cada ladrillo reutilizado en el proyecto REBRICK? ¿Qué representan las 25t de CO2 economizadas en la Grande Halle de Colombelles o los 500t de CO2-eq del proyecto K 118? Sin llegar a cuestionar el método de cálculo para la obtención de estos valores, nos gustaría expresar estas cantidades en términos más concretos.

La herramienta de cálculo creada por la EPA (United States Environmental Protection Agency) nos enseña que 0,5kg de CO2 equivalen a aproximadamente 2km en coche o a 60 recargas de smartphone. Otra herramienta de cálculo desarrollada por la ADEME (Agence de la transition écologique) en Francia llamada monconvertisseurco2 nos muestra que 25t de CO2 representan 245 000km en avión por pasajero, es decir alrededor de 6 vueltas a la tierra, y que 500t de CO2-eq corresponden a un total de 70 años de calefacción de una vivienda media.

Quienes quieran evaluar su huella de carbono y plantearse posibles medidas de ahorro, pueden acceder aquí, o aquí. Eurostat señala que la huella de carbono anual por habitante europeo se eleva a 7t de CO2, en disminución respecto a los años precedentes!

#DEF – urban mining

El término urban mining se utiliza para designar el proceso de recuperación de materias primas provenientes de desechos. Principalmente se refiere a la extracción de metales presentes en los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pero puede ser utilizado en otros sectores, como es el caso del sector de la construcción. Aunque esté mayormente asociado al reciclaje, puede también aplicarse a la reutilización. En este caso, ya no sería una busqueda de la materia prima y el urban mining se convierte en un proceso de identificación y más tarde de recuperación de elementos a reutilizar, provenientes del espacio construido y principalmente de los edificios de nuestras ciudades. El concepto reagrupa las intervenciones de inventario, de deconstrucción o de almacenaje.

Siendo una noción importante dentro del concepto de la economía circular, el urban mining permite reducir el consumo de materias primas limitando las emisiones ligadas a su extracción, así como la cantidad de residuos que producimos. Asimismo, pone en evidencia el papel que juegan las ciudades como fuente de materiales de reutilización de proximidad (circuito corto).

En una lógica de analogía minera, se utiliza el término yacimiento para designar los elementos potencialmente reutilizables, identificados por ciertas características propias y reagrupadas en uno o varios lugares. Siguiendo una lógica ligeramente diferente, se habla también de un banco de materiales. En este caso, los materiales no son percibidos como elementos a recuperar y valorizar, sino como parte de un proceso de construcción que integra la reutilización, caracterizándolos e identificándolos claramente desde la concepción. Eso ocurre, por ejemplo, cuando el sistema constructivo de los edificios integra una futura deconstrucción.

Circular economy actions

La legislación y las acciones políticas actuales para fomentar la economía circular ponen el foco en el reciclaje, a costa muchas veces de la reutilización. Como hemos visto anteriormente, las recomendaciones para reducir los desechos mencionando la reutilización se acompañan raramente de medidas concretas. Sin embargo, existen algunos casos prácticos en los que se han aplicado estas leyes o decisiones políticas y que abarcan la reutilización de los materiales de construcción. Todos estos ejemplos ponen en evidencia la importancia de los poderes públicos y van del simple apoyo o la recomendación hasta la obligación, siguiendo la lógica de actuación permitir, promover y obligar.

La serie de casos prácticos descritos al final de este artículo corresponde a ejemplos incitativos (con el objetivo de promover) u obligatorios (con el objetivo de obligar) en países y territorios donde ya se llevaron a cabo acciones previas para posibilitar la reutilización de materiales. La ausencia de una acción previa semejante en el estado español o en Euskadi no permite actualmente llevar a cabo acciones incitativas o obligatorias por parte de los poderes públicos. En un primer momento convendría, eso es lo que intenta hacer este blog, dar visibilidad y facilitar las prácticas de reutilización antes de planear otro tipo de acciones. Sin embargo, una visión general de lo que ya se está haciendo en el extranjero permite darse cuenta de a donde podríamos dirigirnos.

A continuación, una lista de algunos casos prácticos, empezando por ejemplos incitativos, desde la utilización de la contratación pública hasta el apoyo a empresas, las bonificaciones/prestaciones a proyectos o los incentivos fiscales:

  • En Bélgica, la Región Valona inició un estudio con el objetivo de dar prioridad a los materiales de reutilización en los pliegos de condiciones, así como una serie de recomendaciones para definir y desarrollar la contratación pública con el fin de promover la reutilización. Por otro lado, la Región de Bruselas, en el marco de su Programa Regional de Economía Circular, facilita una hoja de ruta con numerosas medidas, algunas de las cuales destinadas a hacerse progresivamente vinculantes. El frecuente funcionamiento de esta región mediante el principio de subsidiariedad lleva a apoyar al sector mediante convocatorias de proyectos (BeExemplary o BeCircular), de prestaciones o ventajas fiscales como la futura tasa del IVA del 6% para elementos reutilizados. Además, está previsto para 2021, entre otras medidas a favor de la reutilización, la obligación de un inventario pre-deconstrucción de los materiales.
  • En Seattle (EEUU), la obtención de un permiso de deconstrucción de edificios residenciales está vinculada, entre otras cosas, a la reutilización de un mínimo del 20% de los materiales de construcción ( quedan excluidos el asfalto, los ladrillos o el hormigón) y la necesidad de presentar un informe sobre las cantidades de elementos reutilizados y reciclados. Este proceso permite comenzar la deconstrucción antes de que se haya concedido el permiso de construir.

Aquí podemos ver una serie de ejemplos de carácter obligatorio, ligados a la obligación de un inventario pre-demolición (también denominado diagnóstico de recursos) y/o de una deconstrucción selectiva, a la obligación de dirigir algunos elementos procedentes de la deconstrucción hacia canales de reutilización, o la obligación de integrar elementos reutilizados en nuevos proyectos:

  • En Francia, el artículo nº51 de la reciente Ley n° 2020-105 del 10 de febrero del 2020 relativa a la lucha contra el despilfarro y a la economía circular, prevé la obligación durante algunas obras de demolición o rehabilitación significativa de edificios, de un diagnóstico relativo a la gestión de los productos, materiales y desechos, a fin de, con carácter prioritario, su reutilización o, en su defecto, de su valorización. El artículo nº59 de esa misma ley modifica el Código de medio ambiente francés y obliga a tener en cuenta la reutilización de los materiales a la hora de elaborar contratos públicos en el sector de la construcción.
  • En Portland (EEUU), se obliga a realizar una deconstrucción que permita la reutilización de los materiales en lugar de una simple demolición. Esta imposición abarca algunos edificios, como los edificios unifamiliares que tienen una estructura de antes de 1940 (ver aquí).
  • En el Cook County (EEUU), cuando se concede un permiso de demolición para edificios residenciales, se obliga a dirigir un mínimo del 5% de los materiales hacia canales de reutilización (ver aquí).

Este texto se basa en parte en un informe producido por Rotor en el marco del proyecto de investigación sobre materiales reutilizables en Bruselas “le bâti bruxellois source de nouveaux matériaux” (BBSM) y que propone líneas de acción para desarrollar la reutilización. Allí podemos encontrar algunos de los ejemplos citados, así como una cantidad enorme de informaciones sobre este tema.

Circular economy strategies

Parece que el último año es el elegido para comenzar la transformación de la economía hacía una economía circular. La Comisión Europea presentó el pasado 25 de marzo de este año el Circular Economy Action Plan, como una de las partes importantes del Pacto Verde europeo. El plan pone el foco en sectores con un alto uso de los recursos como la construcción, donde el potencial de circularidad es elevado, y presenta una nueva estrategia para un entorno construido sostenible que promoverá medidas para mejorar la durabilidad y flexibilidad de los espacios construidos, elaborará libros digitales de los edificios, revisará el Reglamento sobre los productos de la construcción, integrará la evaluación del ciclo de vida en la contratación pública mediante la herramienta Level’s o intentará revisar los objetivos para la recuperación de materiales de construcción.

Paralelamente la Comisión Europea presentó recientemente el documento Principles for Building Design en el que se dividen los objetivos a alcanzar en diferentes grupos de agentes, usuarios, equipos de diseño, constructores, fabricantes, equipos de deconstrucción y demolición, inversores y aseguradoras y por último agentes públicos. En el apartado sobre la deconstrucción se plantea la necesidad de identificar los recursos presentes en un edificio para promover la deconstrucción selectiva.

La Estrategia Española de Economía circular queda a la espera de la evaluación de la Comisión Europea de establecer un objetivo en torno a la preparación para la reutilización. La estrategia establece, sin embargo, que la construcción es uno de los sectores de acción prioritarios y respalda las prácticas de demolición selectiva o el análisis de ciclo de vida. Más información sobre la estrategia española en este artículo de la revista Construible.

Por su parte la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030 habla de manera general de la importancia de un modelo de economía que fomenta la reutilización, el reciclaje y la recuperación. Sin embargo, en el caso de la construcción se limita a mencionar la necesidad de mejorar la calidad de los estudios de gestión de los RCD o de su separación en obra, así como de la importancia del ciclo de vida en el diseño de los edificios. ¡Parece que habrá que esperar para que la reutilización y la deconstrucción selectiva sean un hecho en el territorio!

Sin embargo, algunas medidas más concretas, aunque no se aplican directamente a la reutilización de materiales de construcción, podrían ser también atribuidas a ella:

  • el objetivo de aumentar un 30% la tasa de utilización de materiales circulares;
  • la necesidad de nuevos materiales sostenibles y reemplazables;
  • la necesidad de una eco-concepción que permita la reparación o la reutilización, sobre todo de edificios;
  • poner de relieve la necesidad de la investigación, la formación, la sensibilización o la visibilidad;
  • la necesidad de algunas normas, guías o metodologías específicas, especialmente en el caso de la rehabilitación de edificios;
  • la idea de una tasa de desechos, de un mecanismos de verificación de las demoliciones selectivas o de un porcentaje de materiales reciclados a emplear;
  • la idea de puntos de colecta y de preparación a la reutilización de los residuos.

From linear to circular economy

Este esquema se inspira en un diagrama publicado por la página web de la Fundación Ellen MacArthur que tiene como objetivo acelerar la transición hacia una economía circular, y donde están disponibles informaciones sobre el tema.

Los procedimientos de la reutilización parecen pertenecer a menudo a la lógica de la economía circular. ¿Pero qué es lo que eso significa exactamente y en qué se diferencia la economía circular de la clásica economía linear? El hecho de plantearse esa pregunta, puede que la conteste en parte. En efecto, el actual modelo económico linear prioriza la extracción de materias primas, la fabricación y la venta de productos que se utilizarán para luego ser tirados. En el contexto de la escasez de materias primas y de profunda crisis ecológica, la economía circular intenta por su lado un enfoque y una gestión más sostenible de los recursos naturales, alargando la vida útil de los productos, reduciendo los desechos y reintroduciendo los recursos consumidos en el ciclo de producción. Es importante destacar que este procedimiento, aunque suele ir acompañado de una voluntad de justicia climática y social, no pone en duda la idea de crecimiento, sino que intenta desacoplar el crecimiento económico del consumo de recursos naturales.

La economía circular ha sido objeto de dos planes de acción a nivel europeo, el del 2015 y su sucesor en el 2020, consecutivo al Pacto Verde Europeo. Estos planes han sido transcritos a los diferentes niveles nacionales.

En España el gobierno acaba de aprobar (más información aquí), la Estrategia Española de Economía Circular, España Circular 2030, que presenta una serie de objetivos en ese ámbito alineándose con los objetivos europeos. En las páginas 8 y 9 podemos encontrar, con la voluntad de «una transición justa y solidaria hacia un nuevo modelo», lo que podría ser la definición de la economía circular:

« (…) se acuña el término de economía circular, concebida a partir de un ciclo de desarrollo y transformación, que avanza optimizando el uso de los recursos, fomentando la eficiencia de los sistemas productivos, promoviendo que productos, materiales y recursos permanezcan activos el mayor tiempo posible, y, paralelamente, disminuyendo la cuantía de los residuos generados. »

Ver sobre este tema la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Por su lado, el Gobierno Vasco publicó recientemente la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030. En las páginas 8 y 9, podemos encontrar también una definición de la economía circular y de sus principios:

«En el nuevo modelo circular el ciclo de vida de los productos y materiales se mantiene durante el mayor tiempo posible; los residuos se reducen al mínimo; y los recursos se reintroducen repetidamente en el ciclo productivo creando valor cuando los bienes llegan al final de su vida útil. Supone pasar del «extraer, producir, usar y tirar» al «reducir, reutilizar y reciclar». En una economía circular la prevención y la reutilización son las palabras clave».

Por último, el concepto de economía circular aparece en el Código de medio ambiente francés en el 2015 (Article L110-1-1), ha sido el objecto de varias leyes y de una hoja de ruta publicada en el 2018 que presenta medidas concretas sobre este tema.

Country Overshoot Day

El día del Sobregiro de la Tierra (Earth Overshoot Day) es el día del año en el que se considera que el consumo humano de recursos terrestres rebasa la cantidad de recursos que pueden ser regenerados en ese mismo año. Esta fecha supuesta y basada en la huella ecológica global, está calculada por el laboratorio de ideas independiente Global Footprint Network. Marca el momento del año en que la humanidad empieza a vivir a crédito y para el 2019 estaba fijado en el 29 de julio.

El día del Sobregiro por país, indica el día en el que el mundo superaría ese umbral, en el caso de que el conjunto de la población mundial consumiera de la misma manera que la población de ese país en particular. Para el año 2020, la fecha fijada en España es ¡el 27 de mayo!

El método de cálculo, basado en los datos de 2019, así como las fechas correspondientes a los otros países están disponibles en la página overshootday.org. Aunque este método de cálculo y los criterios tomados en cuenta pueden ser cuestionados, la iniciativa permite poner en evidencia una problema real, en la que participa el sector de la construcción. No podemos olvidar que una parte importante de los recursos que este (sobre)consume son además no renovables.