El camino trazado por los arquitectos del Gabinete de arquitectura, del Laboratorio de Arquitectura y otros (del que os hablamos aquí), lo seguirán posteriormente muchos jóvenes arquitectos. A través de sus variados proyectos, principalmente de rehabilitación de casas urbanas de tipo chorizo (alargadas), dentro o cerca de la ciudad de Asunción, continúan haciendo de los materiales económicos y de las técnicas artesanales, así como de la reutilización, los puntos centrales de una arquitectura innovadora de baja tecnología. El proyecto con la reutilización de tierra excavada realizada por José Cubilla, inspiró por ejemplo a los miembros del Equipo de Arquitectura, que para su oficina, la Caja de Tierra (2017), utilizaron esta misma técnica de la tierra apisonada o tapial. Además, reutilizaron vidrio, así como la madera de encofrado de la losa de cubierta, reutilizada in situ para la fabricación de puertas y muebles.
Las piedras recuperadas durante la excavación en el solar de la Peak House (2019), impulsaron a la oficina OMCM (Escritorio de Arquitectura y Urbanismo) a revisar su proyecto, para utilizarlas como materia prima. Estas piedras se incorporaron, por ejemplo, al hormigón ciclópeo del que están hechos los muros exteriores de la casa. Los mismos arquitectos, en el proyecto de la Reforma Alas (2021), reutilizaron la madera que soportaba un antiguo falso techo para transformarla en una pérgola. Sobre todo, reutilizaron gran cantidad de residuos procedentes de demoliciones para integrarlos en los muros de una nueva construcción, Fuelle Roga (2017). Esta rehabilitación de una casa antigua, requería el derribo de buena parte de lo existente, pero los escombros cerámicos obtenidos transformaron el proyecto. Al utilizar de manera más estética técnicas constructivas ya experimentadas por otros, de ensamblaje de módulos prefabricados de hormigón ciclópeo, harían de estos desechos una nueva riqueza y al mismo tiempo “gastar más en mano de obra pero evitar comprar materia prima”.
Mínimo Común Arquitectura hizo de otra rehabilitación, la de la Casa Ana (2016), una nueva demostración de esta técnica, con un estilo más bruto. Los arquitectos reutilizaron ladrillos y cascotes cerámicos para crear nuevas paredes y rediseñar los espacios interiores de la casa. Muros tradicionales de ladrillo y módulos prefabricados a partir de escombros se construyen “de forma tal que sean vestigios de lo que existía y permitan generar un nuevo diálogo entre lo nuevo y lo viejo”.
La Casa Ilona (2013) de los arquitectos del Grupo Culata Jovái es otro ejemplo de reutilización de ladrillos y, en menor medida, de cascotes: “un muro, una cantera, materia a disposición”. Los ladrillos recuperados de la demolición forman una fachada no portante donde se mezclan módulos prefabricados y muros más tradicionales, separados por una losa de hormigón ciclópeo a base de escombros cerámicos, que la hacen más ligera. A la reutilización de ladrillos, hay que sumarle la de puertas y ventanas o la de madera procedente de derribos. Si bien la integración de cascotes en las paredes de las nuevas construcciones y las innovaciones estructurales se han convertido en un clásico de esta nueva arquitectura, en muchos otros proyectos se lleva a cabo una reutilización más tradicional de ladrillos u de otros materiales. Es el caso del Estudio Ciudad Nueva (2017) de los mismos arquitectos, donde se reutilizan materiales procedentes de derribos o el de la Vivienda Wf (2012) donde se reutilizan los ladrillos y la antigua estructura de madera, transformada en un entrepiso. Los arquitectos del Grupo Culata Jovái, asociados a los miembros de Arquitectava, llevaron a cabo otra rehabilitación, Cerro Corá 2373 (2017) donde se vuelve a combinar la conservación de lo existente y la reutilización de materiales. Además de la reutilización in situ de ladrillos, se reutilizan tejas para crear un pequeño jardín vertical en fachada, elementos estructurales convertidos en dinteles y antiguas puertas transformadas en mesas de trabajo. Arquitectava reutilizo por su parte en la Casa Ñasaindy (2019), los residuos resultantes del corte de las piedras que forman parte de un gran muro de carga de basalto (ver un artículo Archdaily sobre este tema). Si bien estos residuos se reutilizaron en pavimentación, los discos de corte utilizados se integraron en la puerta de entrada de la casa.
La Casa/Taller Las Mercedes (2012) del arquitecto Lukas Fúster resume la lógica de la reutilización de estos proyectos anteriores. Se trataba, en efecto, de una intervención que “debía realizarse con un presupuesto mínimo lo cual implicaba recuperar materiales, reutilizar todo lo existente, e introducir materiales de descarte reciclados”. De esta manera, durante la rehabilitación del antiguo edificio, se recuperaron ladrillos, tejas, baldosas cerámicas y parte de la antigua estructura de entramado, y también puertas y ventanas para ser reutilizados in situ. Un nuevo entramado fue construido con madera de lapacho reutilizada y las ventanas fueron hechas con retales de vidrio. La madera reutilizada in situ se utilizó, en parte, para la creación de una columna de carga hecha de una pila de tacos comprimidos. Los ladrillos se reutilizaron en mampostería no portante y su cara dañada por el proceso de deconstrucción-reconstrucción, se oriento hacia el exterior, siguiendo una lógica ya vista en otros proyectos, que permite una animación gráfica de las fachadas. En otro proyecto, el de la Plaza de nuestros sueños (2014), Lukas Fúster acompañó una iniciativa liderada por el Centro de Desarrollo Comunitario Remansito, una plaza creada por y para los niños. El proceso participativo contempló la creación de juegos y mobiliario hechos, otra vez, a partir de materiales reutilizados y donados, como viejos neumáticos o cascotes cerámicos utilizados para el pavimento.
A través de todos estos proyectos, más o menos lujosos, el aspecto social sigue siendo un factor importante. La oficina OCA, en particular, es un buen ejemplo de este enfoque, ya que ha contribuido a la construcción de varios Centros de Desarrollo Comunitario, Paz del Chaco (2014), Cerro Cora (2015) o Capiatá (2016). La reutilización, además, sigue siendo una vía para lograr estos objetivos, como es el caso de la Vivienda Lui (2016), donde los pocos medios disponibles influyeron tanto en la elección de materiales asequibles (madera de palets) como de soluciones constructivas (doble cubierta ventilada, para solucionar el problema del aislamiento térmico en el techo). Una vez más, la innovación constructiva y los materiales asequibles y reutilizados, van de la mano en el desarrollo de proyectos coherentes.
A esta lista de arquitectos y proyectos en Paraguay, podríamos sumarle la oficina brasileña de arquitectura messina | rivas, cuyos fundadores trabajaron en el Gabinete de Arquitectura. Acompañados de Guadalupe Sappia, son los autores de la Capela Ingá-mirim (2020, São Paulo, Brasil), una nueva capilla al aire libre constituida con materiales locales reutilizados. Tres grandes muros hechos con más de 6000 piedras de un antiguo camino pavimentado, definen el espacio de la capilla donde también se reutilizaron ladrillos de una antigua construcción. En el proyecto de rehabilitación de la Casa Angatuba (2018, São Paulo, Brasil), retoman la idea de reutilizar ladrillos procedentes de derribos y incorporarlos a un hormigón ciclópeo, ¡un gran clásico de esta arquitectura low-tech tan innovadora!