Es uno de los elementos clave del desarrollo moderno. Aunque haya permitido la construcción de una cantidad extraordinaria de viviendas, obras arquitecturales e infraestructuras, el hormigón conlleva algunos aspectos negativos.
Siendo la substancia más utilizada en el mundo después del agua, el hormigón representa un problema ambiental considerable. Conjuntamente al agua, a la arena y a los diversos agregados, el cemento Portland (compuesto de más de 75% de clínker que necesita altas temperaturas para descomponer la materia prima que la constituye) se utiliza en más del 98% de los hormigones producidos actualmente. Se considera que el clínker es responsable de hasta el 8% de las emisiones CO2 en el mundo!
Impacto importante sobre la biodiversidad, gran consumo de agua y arena, contaminación atmosférica, cantidades desorbitadas de residuos, criminalidad y corrupción forman parte del lado oscuro del hormigón.
La fuerte dependencia de nuestras sociedades al hormigón no facilita una gestión alternativa, y aún menos en un mundo donde el crecimiento demográfico, económico y urbanístico tiende a aumentar la demanda. Sin embargo, los importantes desafíos a los que nos expone la utilización del hormigón nos deberían de alentar a modificar nuestras costumbres en la construcción, los materiales o las técnicas privilegiadas… ¡Innovar, pero también preservar los edificios existentes, reciclar y reutilizar tienen que volver a ser prioritarios!
Ver sobre este tema, un proyecto interesante llevado a cabo por Bellastock con el apoyo del CSTB.
Este texto se basa en este artículo: Concrete, the most destructive material on Earth (The Guardian)
Podcast disponible aquí: Cities (The Guardian)
Información complementaria en este informe: Chatham House (The Royal Institue for International Affairs) – Making Concrete Change
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