Mujeres invisibles

En las últimas décadas, el numero de alumnas en las escuelas de arquitectura del estado español se ha incrementado notablemente, pasando del 15% en la década de los ochenta a un porcentaje superior al 50% actualmente. Sin embargo, la mejora de la situación de las arquitectas en el ámbito profesional no es proporcional al incremento del número de alumnas. En el caso más concreto de Euskadi, es lo que pone en evidencia el estudio “Arquitectas (In)visibles en Euskadi” de 2020 realizado por la arquitecta Verónica Benedet, financiado por Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer) que demuestra que “las arquitectas en Euskadi sufren desigualdades de distintas magnitudes en casi todos los ámbitos de la arquitectura, tanto en los espacios de docencia e investigación, como en el libre ejercicio de la profesión, en los puestos de liderazgo y, fundamentalmente, en el reconocimiento social de sus aportaciones”. Reflejo de ello es el plan de estudios de las escuelas de arquitectura que sigue centrado en la idea del genio y autor individual, omitiendo la aportación y el legado de las arquitectas en la historia, dejando así sin referentes femeninos a las alumnas. Por otra parte, el plan de estudios sigue mostrando predilección por las asignaturas formales para la creación de obra nueva, frente a otras como la rehabilitación o la restauración, olvidando la dimensión social de la arquitectura.

Una vez fuera de las escuelas llega la necesidad para las mujeres de adaptarse y encajar en el mundo profesional masculinizado en el que los hombres inspiran, todavía a día de hoy, mayor seguridad y profesionalidad a ojos del cliente, que pone muchas veces en duda la autoridad de las arquitectas. Además de la discriminación y de la precariedad laboral sufrida por muchas mujeres, la dedicación exclusiva a la profesión, aprendida e interiorizada desde el primer año de la carrera universitaria, hace que la mayoría de las mujeres terminen por abandonar parcial o totalmente su carrera profesional incompatible con los cuidados que recaen todavía mayoritariamente en ellas (la mitad de las mujeres entrevistadas por el estudio todavía llevan solas la carga domestica). Las mujeres desaparecen así poco a poco de los espacios de la profesión. El porcentaje de mujeres en servicios de arquitectura e ingeniería en Euskadi tanto como el porcentaje de arquitectas colegiadas en el País Vasco se acercan al 30%. En la ETSA de San Sebastián por ejemplo, sólo el 24% del personal docente e investigación son mujeres. El porcentaje de mujeres premiadas o publicadas es aún menor. Aunque el estudio de Verónica Benedet se centra en Euskadi, esta situación se repite en otros entornos. Es muy evocadora la lucha de Denise Scott Brown para ser reconocida (ver el artículo publicado en El País), como también lo es la invisibilización de las mujeres de la Bauhaus o de las pioneras de la arquitectura en España (ver otros artículos publicados en El País aquí y aquí).

Esta situación lleva las mujeres a la necesidad de buscar alternativas profesionales relacionadas con la arquitectura y la construcción, pero en las que se tenga en cuenta la aportación de las arquitectas y la perspectiva de género. Prácticas profesionales con una dimensión ambiental, social y cultural, con tendencia al trabajo colectivo, como por ejemplo, el urbanismo inclusivo, la rehabilitación, la restauración o la reutilización que pueden ayudar a deconstruir los cánones androcentricos, dando lugar a otro tipo de arquitectura más inclusiva. ¡Ojalá el sector de la reutilización sea consciente de esa capacidad transformadora!


El estudio “Arquitectas (in)VISIBLES en Euskadi” realizado por Verónica Benedet, en el que se basa este artículo, está disponible en la página web de Emakunde. Recoge antecedentes de investigaciones similares en los que cabe destacar el estudio “Where Are the Women? Measuring Progress on Gender in Architecture” publicado por la Association of Collegiate Schools of Architecture, ACSA (Estados Unidos y Canadá), el estudio “Equity and Diversity in the Australian Architecture Profession: Women, Work and Leadership” publicado por Parlour (Australia), así como el proyecto europeo TRIGGER (Transforming Institutions by Gendering Contents and Gaining Equality in Research). Existe una Asociación de mujeres arquitectas de España, AMAE (ver aquí un articulo de Archdaily sobre la creación de la asociación), una Unión Internacional de Mujeres Arquitectas (UIFA) fundada en París, y otra europea, Yes We Plan!. Cabe destacar también la pagina web UN DIA | UNA ARQUITECTA. Además, en 2022 se ha publicado el libro “Matilde Ucelay – La primera arquitecta española” de Inés Sánchez de Madariaga.

Catedral de Santa María

Cuando hablamos de recuperación y reutilización de materiales de construcción, existe un caso muy especifico que es el de los edificios patrimoniales. En este caso, la reutilización tiene no solo objetivos económicos y ambientales sino más bien históricos. La restauración de la catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz presenta buenos ejemplos de este tipo particular de reutilización. El monumento histórico cuyas bases remontan al año 1200 e inscrito por la UNESCO en 2015 como uno de los bienes individuales del Camino de Santiago de Compostela se caracterizaba por graves problemas estructurales. El cierre del edificio al público, la presentación en 1998 del Plan Director de Restauración Integral y la creación de la Fundación Catedral Santa María para gestionarlo y desarrollarlo, abrieron un periodo de restauración de la catedral que sigue en marcha después de más de veinte años.

A lo largo del proceso de restauración, uno de los criterios fundamentales fue la reutilización in situ de los materiales. Cuando dicha reutilización era posible, esto implica el desmontaje, el tratamiento y el almacenaje de elementos históricos de madera, piedra o cerámica antes de su recolocación y de su eventual redistribución con el fin de mejorar el funcionamiento estructural, aprovechando así obras anteriores en distintas zonas de la catedral. En la reconstrucción de las cubiertas se recuperaron de esta manera numerosas vigas de madera de roble y 13 319 tejas de cerámica destinadas a ser reutilizadas más específicamente en las cubiertas de la ábsidede la catedral, constituida a partir de una sucesión de tejas curvas cóncavas y convexas parcialmente superpuestas. Muchas de ellas son tejas “cobija” ya que las tejas “canal” tuvieron que ser sustituidas por piezas nuevas. A menudo, las piezas reutilizadas conservan trazas de su historia, como por ejemplo la firma de su taller de origen.

Los materiales históricos reutilizados en obras tan especificas de protección del patrimonio son sin lugar a dudas consideradas como una riqueza, pero ¿podría esta visión extenderse a otros materiales más comunes? Podríamos inspirarnos en los importantes trabajos realizados en la catedral de Santa María y reconocer también el valor cultural de la reutilización aplicada a un patrimonio más ordinario y a sus materiales.


En la pagina web de la Fundación Catedral Santa María se encuentra más información sobre las obras de restauración pasadas y actuales.